El pasado jueves 9 de marzo, el Centro de Predicciones Climáticas publicó la advertencia final de La Niña, la cual ha tenido una duración de más de tres años y ha tenido un impacto significativo en la circulación de nuestro planeta. Desde febrero, la temperatura superficial del Pacífico ecuatorial en su región 3.4 ha estado por encima de -0.5 °C, lo que es necesario para que sea clasificado como una fase neutra. Además, se han observado aguas más cálidas en la sub-superficie que podrían emerger en las próximas semanas.

Debido a esta anomalía cálida del agua por debajo de la superficie, los modelos a largo plazo predicen que la fase neutra estará presente esta primavera y probablemente hasta el inicio del verano, para luego cambiar a una fase cálida conocida como El Niño durante este mismo verano y hacia el otoño. Aunque aún no se puede determinar la intensidad de este fenómeno, si se llegara a presentar, se espera que las condiciones meteorológicas sean diferentes a las que hemos experimentado en los últimos años en territorio mexicano.

Es importante tener en cuenta que El Niño puede tener un impacto significativo en la precipitación y la temperatura en muchas partes del mundo, y puede resultar en sequías en algunas regiones y en inundaciones en otras. Es necesario estar preparados para estos posibles cambios en el clima y tomar medidas para mitigar su impacto en la sociedad y en el medio ambiente.

Es fundamental tener en cuenta que los efectos de cualquier fase del ENSO no son inmediatos, ya que tardan aproximadamente un mes en ser visibles una vez que se ha establecido. Cuando las aguas del Pacífico ecuatorial se han normalizado, se habla de una fase neutra del ENSO, en la cual no existe un patrón de condiciones meteorológicas definido. Básicamente, cualquier cambio en la temperatura del mar, ya sea un enfriamiento o calentamiento, tenderá a tener efecto de La Niña o El Niño, respectivamente.

Con el final de La Niña, se esperan cambios en las condiciones meteorológicas, incluyendo periodos de lluvia y calor en México. Es importante recordar que mientras estemos en la fase neutral del ENSO, se pueden presentar diversas situaciones climáticas, especialmente en primavera (marzo a mayo), cuando naturalmente se producen eventos extremos de cualquier tipo. Si esta fase ocurriera en invierno, otoño o verano, la situación también sería volátil, pero enfocada en las características comunes de cada estación.

Por otro lado, si El Niño se desarrolla en verano, se ha identificado que la temporada de ciclones en el Atlántico es menos activa, aunque no se pueden descartar los efectos directos en México. Sin embargo, es más probable que se vean afectadas las regiones del Pacífico. Es importante estar preparados para los posibles efectos que puedan surgir con la presencia de El Niño, ya que puede tener un impacto significativo en la precipitación y la temperatura en muchas partes del mundo.