A veces resulta difícil imaginar cómo el planeta que llamamos hogar, con sus megalópolis y apacibles campos, estuvo una vez dominado por dinosaurios del tamaño de autobuses y edificios de cinco pisos. Pero investigaciones recientes han ayudado a profundizar en nuestra comprensión de por qué los dinosaurios prevalecieron: la respuesta puede estar en sus huesos especiales, estructurados como el chocolate Aero.
El paleontólogo brasileño Tito Aureliano descubrió que los huesos huecos llenos de pequeños sacos de aire eran tan importantes para la supervivencia de los dinosaurios que evolucionaron de forma independiente varias veces en diferentes linajes.
Según el estudio, los huesos aireados evolucionaron en tres linajes separados: los pterosaurios, técnicamente reptiles voladores, y dos linajes de dinosaurios, los terópodos (que van desde el Microraptor del tamaño de un cuervo hasta el enorme Tiranosaurio rex) y los saurópodos (herbívoros de cuello largo, como el Brachiosaurus).
Los investigadores se centraron en el período del Triásico tardío, hace aproximadamente 233 millones de años, en el sur de Brasil.
Cada vez que un animal se reproduce, la evolución produce variantes aleatorias en el código genético. Algunas de estas variantes se transmiten a la descendencia y se desarrollan con el tiempo. Charles Darwin creía que la evolución creaba “infinitas formas más bellas”. Pero algunas adaptaciones surgen espontáneamente una y otra vez, un poco como conseguir la misma mano de cartas en varias ocasiones.
Cuando la misma mano sigue apareciendo, es una señal de que la evolución ha dado con una solución importante y efectiva.
La variante que estudió el equipo brasileño fueron los huesos de las vértebras aireados, que habrían mejorado la fuerza de los dinosaurios y reducido su peso corporal.
Ligero pero poderoso
Tus entregas regulares de Amazon u otros minoristas en línea vienen empaquetadas en cartón corrugado, que tiene las mismas ventajas que los huesos aireados. Es ligero pero resistente.
El cartón corrugado, o como se conocía originalmente, papel plisado, fue un experimento de diseño hecho por el hombre que tuvo un gran éxito y ahora forma parte de nuestra vida cotidiana. Se patentó en Inglaterra en 1856 y se diseñó inicialmente para sostener sombreros de copa alta, que eran populares en la Inglaterra victoriana y en los Estados Unidos de la época.
Tres años después, Darwin publicó su obra “El Origen de las Especies”, en la que explicaba cómo los rasgos evolutivos que crean ventajas son más propensos a ser transmitidos a generaciones futuras que las variantes que no lo hacen.
La tecnología de escaneo CT permitió a Aureliano y sus colegas mirar dentro de los fósiles de roca dura que estudiaron. Sin la tecnología moderna, habría sido imposible mirar dentro de los fósiles y detectar las bolsas de aire en las columnas vertebrales.
El estudio encontró que ningún ancestro común tenía esta característica. Los tres grupos deben haber desarrollado bolsas de aire de manera independiente, y cada vez de manera ligeramente diferente.
Las bolsas de aire probablemente mejoraron los niveles de oxígeno en la sangre de los dinosaurios. El período Triásico tenía un clima muy caluroso y seco. Por lo tanto, más oxígeno circulando en la sangre enfriaría los cuerpos de los dinosaurios de manera más eficiente. También les permitiría moverse más rápido. Las bolsas de aire habrían reforzado y fortalecido la estructura interna de los huesos de los dinosaurios mientras creaban una mayor área de superficie para la unión de músculos grandes y poderosos.
Esto habría permitido que los huesos crecieran a un tamaño mucho más grande sin pesar al animal.
En las aves vivas, los huesos aerodinámicos reducen la masa y el volumen totales, al tiempo que mejoran la fuerza y la rigidez de los huesos, características esenciales para el vuelo.
La paleontología no solo cuenta la historia de lo que podría haber sido la Tierra si no fuera por ese infame asteroide, sino que también nos ayuda a aprender sobre la evolución de las criaturas aún vivas.
Conexiones prehistóricas
Los ecos de este legado de dinosaurios se encuentran en muchos animales vivos hoy en día. No son solo los animales muertos hace mucho tiempo los que encontraron útil este tipo de adaptación. Muchas especies de aves vivas dependen de huesos huecos para volar.
Otros animales utilizan las bolsas de aire para reforzar y fortalecer sus grandes huesos y cráneos, sin hacerlos más pesados.
Un excelente ejemplo de esto es el cráneo de elefante. Dentro de los cráneos de elefante se encuentran grandes bolsas de aire que permiten al animal mover su cabeza masiva y pesadas colmillos sin tensar los músculos del cuello.
El cerebro humano también está protegido por dos capas de hueso duro y compacto (meseta interna y externa) que encierran una capa de hueso más suave, esponjoso y aireado en el medio, conocido como diploe. Esto permite que nuestros cráneos sean ligeros, pero fuertes y capaces de absorber los impactos en el cráneo.
Estos son ejemplos de evolución convergente en la que los animales se enfrentan repetidamente al mismo problema, evolucionando soluciones similares, pero no siempre idénticas, cada vez. Los animales de hoy están jugando con el mismo libro de jugadas evolutivo que los dinosaurios.
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